
Cuando un paciente entra al quirófano, la atención se centra en la cirugía. Sin embargo, un factor crucial y a menudo subestimado, la temperatura corporal, puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida y la aparición de complicaciones. A esto se le llama normotermia quirúrgica.
¿Qué es la normotermia?
La normotermia es la técnica que busca mantener la temperatura del paciente entre 36 °C y 37,5 °C durante toda la operación. Aunque pueda parecer un detalle menor, los especialistas aseguran que esta práctica previene una serie de problemas serios que pueden surgir si el cuerpo se enfría demasiado, una condición conocida como hipotermia perioperatoria.
Los riesgos de un quirófano «frío»
Durante una cirugía, el cuerpo puede perder calor rápidamente debido a la anestesia, el ambiente frío del quirófano y la exposición de los tejidos. Esta caída de temperatura puede provocar:
Mayor riesgo de sangrado.
Aumento de infecciones en el sitio de la herida.
Recuperación más lenta.
Complicaciones cardiovasculares.
Una técnica con beneficios demostrados
Mantener la temperatura ideal durante la cirugía no solo es una buena práctica médica, sino que también ofrece beneficios concretos que impactan directamente en el paciente y en el sistema de salud. La enfermera Natalia Fuentes, Clinical Specialist de Solventum, destaca que el uso de tecnologías como el sistema Bair Hugger, ha demostrado reducir hasta en un 22% la necesidad de transfusiones sanguíneas y acortar la estadía en el hospital hasta en 2,6 días en promedio.
Además, la especialista subraya que la normotermia también es una decisión económica inteligente para los centros de salud, ya que ayuda a evitar costos adicionales asociados a la transfusión de sangre o a estadías más prolongadas.
Un nuevo estándar de seguridad
Aunque la norma técnica N°190 ya exige esta práctica en Chile, su implementación homogénea sigue siendo un desafío. Por eso, profesionales como Natalia Fuentes insisten en que la normotermia debe dejar de ser vista como un detalle técnico y convertirse en un estándar de calidad y seguridad en la atención. Es un cambio que beneficia a todos, desde el paciente hasta el sistema de salud.