
Con la cercanía de las celebraciones del 18 de septiembre, colegios, profesores y familias enfrentaron el desafío de hacer de los actos y bailes escolares una experiencia positiva para todos los estudiantes, incluyendo a los niños neurodivergentes. Para muchos de ellos, estas instancias pueden generar ansiedad, sobrecarga sensorial y desregulación debido a la ruptura de rutinas y a la intensidad de estímulos como la música, el ruido y las multitudes.
Las Fiestas Patrias son un momento de alegría colectiva, pero para algunos niños el entorno puede convertirse en una barrera real para su participación. La clave está en la empatía y la planificación anticipada. Con sencillos ajustes podemos asegurar que cada niño y niña se sienta valorado y parte de la celebración.
Recomendaciones para la comunidad escolar
Para los colegios y profesores, es fundamental la anticipación y flexibilidad. Se recomienda entregar con tiempo la información sobre ensayos, música y vestuario, y ofrecer alternativas de participación. También es vital implementar espacios seguros donde los estudiantes puedan retirarse a autorregularse sin sentirse expuestos. La incorporación de adaptaciones sensoriales, como el uso de audífonos con cancelación de ruido o vestuario cómodo, es crucial para quienes presentan mayor sensibilidad.
El rol esencial de las familias
Las familias también cumplen un rol clave. Es recomendable preparar a los niños en casa con videos o prácticas breves para que puedan anticipar la experiencia. Mantener una comunicación abierta con los profesores es fundamental para coordinar apoyos específicos y, sobre todo, celebrar los pequeños logros más allá del resultado final.
Con empatía, coordinación y pequeños ajustes, la comunidad escolar y familiar puede transformar las Fiestas Patrias en una experiencia inclusiva y alegre, garantizando que la participación sea siempre una elección y no una obligación estresante.