Las crisis climática, de contaminación y de biodiversidad han afectado seriamente a las aves migratorias en el mundo, al reducir los lugares de anidación, alimentación y descanso, a la vez que han disminuido peligrosamente las poblaciones de insectos, afectando su dieta y ciclos vitales.
Este sábado 11 de mayo se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias, efeméride organizada por la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), en conjunto con otras organizaciones, con el objetivo de concientizar sobre las amenazas que enfrentan estas especies y sus hábitats en el mundo.
La triple crisis climática, de contaminación y de biodiversidad, conflictos ambientales que están profundamente interconectados, están poniendo en peligro a diversas especies, siendo las aves una de las más vulnerables. La pérdida de ecosistemas hídricos (en especial, de humedales) producto de desarrollos inmobiliarios, grandes obras de infraestructuras industriales, la polución por plásticos y aguas servidas y la pérdida de las poblaciones de insectos, entre muchos otros factores, representan una seria amenaza para las aves, particularmente, para las migratorias.
Para Dominique Charlin, especialista en biodiversidad de Greenpeace, el peligro que enfrentan ecosistemas tan relevantes para las aves como los humedales es prueba concreta del riesgo de estas especies: “La destrucción de humedales -producto del crecimiento de las ciudades, su relleno para desarrollos inmobiliarios, el uso de sus aguas o la contaminación en estos espacios- es una amenaza directa para las aves migratorias y para las residentes también, ya que su ciclo vital depende de estos ecosistemas acuáticos para hidratarse, alimentarse y anidar, pero también al ser usados como lugares de descanso en su migración”.
La experta de la organización ambientalista pone en relieve que estos ecosistemas están cada vez más amenazados. Los humedales en todas sus formas son unos de los ecosistemas que sufren mayor deterioro y degradación, estimándose incluso que en los últimos 50 años se ha perdido un 35% de estos ecosistemas a nivel mundial, lo que por cierto es una enorme amenaza para las aves que dependen de ellos.
La conmemoración este año del Día Mundial de las Aves Migratorias releva también la importancia de mantener la fuente principal de energía y alimentación de la mayoría de estas especies: los insectos. “Producto de la agricultura intensiva (con el uso de insecticidas, herbicidas y la transformación de los suelos), el desarrollo urbano y la degradación de los bosques, flora y vegetación, en general, las poblaciones de insectos están desapareciendo a un ritmo preocupante, algo que no sólo nos alarma por las consecuencias en sus depredadores (como las aves), sino que también por la pérdida de polinizadores de nuestra vegetación”, advierte la vocera de Greenpeace.
La menor disponibilidad de los nutrientes que aportan los insectos a las aves ha provocado severos problemas en sus ciclos de vida: “Su sistema inmune se ha visto seriamente comprometido, lo que ha reducido el éxito de procesos de fecundación y reproducción y ha debilitado su salud, provocando la muerte de crías y aves adultas”, explica Charlin.
La experta reflexiona también sobre cómo la intervención humana está poniendo en peligro a las aves. “La instalación de grandes obras de infraestructura en el medio de rutas migratorias y la contaminación de sus ecosistemas son también grandes responsables de los peligros y las mermas en poblaciones de aves migratorias”, destaca. Ejemplo de ello, es lo ocurrido en diversos mega parques eólicos, los miles de registros de aves estranguladas con basura plástica en las costas o intoxicadas por el vertimiento de productos químicos en sus ecosistemas, como ocurrió desde 2004 en el río Cruces con una población de cisnes de cuello negro.
“Es importante entender que en Chile coexisten cerca de 500 especies de aves (entre residentes y migratorias) y que las poblaciones migratorias son cruciales en el diagnóstico de la salud del planeta, al recorrer diversos ecosistemas en su ciclo de vida, por lo que es vital contribuir a su conservación y proteger los entornos de relevancia para estas especies, particularmente, los humedales que son sin duda el ecosistema más relevante para ellas”, concluye Dominique Charlin.